En la EFF estamos horrorizados por lo que pasa en Oriente Próximo: el ataque mortal de Hamás contra el sur de Israel el pasado fin de semana y el actual ataque militar y asedio represivos de Israel contra Gaza. Aunque no somos expertos en estrategia militar o diplomacia internacional, sí lo somos en cómo deben protegerse los derechos humanos y las libertades civiles en Internet, incluso en tiempos de conflicto y guerra.

Por eso nos preocupa profundamente que una parte clave de la respuesta de Israel haya sido atacar la infraestructura de telecomunicaciones en Gaza, incluyendo efectivamente el cierre de  Internet

He aquí algunas razones: 

El cierre de las telecomunicaciones priva a los civiles de una herramienta vital para compartir información cuando más la necesitan.

En tiempos de guerra, poder comunicarse directamente con las personas en las que uno confía es fundamental para la seguridad y la protección personales, y en última instancia puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero en este momento, los millones de personas de Gaza, que ya se enfrentan a una grave crisis humanitaria, están sufriendo limitaciones opresivas en su acceso a Internet, lo que ahoga su capacidad para averiguar dónde están sus familias, obtener información básica sobre los recursos y cualquier ayuda humanitaria prometida, compartir cruces fronterizos más seguros y otra información crucial. 

Internet se construyó, en parte, para hacer posible este tipo de comunicaciones. Y a pesar de su uso para difusión de  contenido nocivo  y desinformación Internet es especialmente imprescindible en momentos de guerra y conflicto, cuando compartir y recibir información actualizada en tiempo real es fundamental para la supervivencia. Por ejemplo, lo que antes era una ruta de escape segura puede dejar de serlo incluso unas horas después, y las noticias impresas en un periódico de gran tirada pueden dejar de ser fiables o relevantes al día siguiente. 

Internet permite que este flujo de información permanezca activo y atento a las nuevas realidades. Cerrar el acceso a los servicios de Internet crea obstáculos imposibles de superar para los millones de personas atrapadas en Gaza. Está erosionando el acceso a la línea de vida que millones de civiles necesitan para mantenerse con vida. 

El cierre de las telecomunicaciones no silenciará a Hamás.  

También comprendemos el impulso de responder al escandaloso uso de Internet por parte de Hamás para aterrorizar a  los israelíes como apropiándose de las cuentas de Facebook de personas que han tomado como rehenes para transmitir en directo y publicar imágenes horribles. Instamos a las redes sociales y a otras plataformas a que actúen con rapidez cuando esto ocurra, algo que normalmente ya pueden hacer en virtud de sus respectivas condiciones de uso. Pero la reacción del gobierno israelí de cerrar todas las comunicaciones por Internet en Gaza es una respuesta equivocada que afectará exactamente a las personas equivocadas. 

Hamás es posee los suficientes recursos para evadir  cualquier barrera infraestructural, incluidos los cortes de Internet impuestos por el gobierno israelí. Además, dado que Israel no puede limitar la voz de Hamás, el cierre de Internet permite de hecho a Hamás dominar la narrativa palestina en la lengua vernácula pública, eliminando las voces de activistas, periodistas y personas corrientes que documentan sus realidades y comparten los hechos en tiempo real. 

El cierre de las telecomunicaciones sienta un peligroso precedente.  

Dada la proliferación de Internet y su uso en momentos sociales y políticos cruciales, los gobiernos son muy conscientes de su poder para cortar ese acceso. Los cierres se han convertido en un instrumento contundente que ayuda a la violencia estatal y priva de libertad de expresión, y son desplegados habitualmente por gobiernos autoritarios a los que no les importa el Estado de derecho ni los derechos humanos. Por ejemplo, limitar el acceso a internet fue un componente vital de la estrategia represiva del gobierno sirio en 2013, y el presidente egipcio Hosni Mubarak cerró todo el acceso a internet durante cinco días en 2011 en un esfuerzo por mermar la capacidad de los egipcios para coordinarse y comunicarse. Como hemos dicho antes, el acceso a Internet no debería ser moneda de cambio en las batallas geopolíticas. En lugar de proteger los derechos humanos de los civiles, Israel ha adoptado una táctica desproporcionada comúnmente usada por los gobiernos autoritarios de Irán, Rusia y Myanmar.

Israel es parte en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y desde hace tiempo afirma estar comprometido con la defensa y protección de los derechos humanos. Pero cortar el acceso a las telecomunicaciones a millones de palestinos de a pie es manifiestamente incoherente con esa afirmación y, por el contrario, transmite el mensaje de que el gobierno israelí está trabajando activamente para garantizar que los palestinos de a pie corren un riesgo aún mayor de sufrir daños del que ya corren. También envía el mensaje inequívoco de que el gobierno israelí está impidiendo que la gente de todo el mundo conozca la verdad sobre sus acciones en Gaza, algo que se ve confirmado por otras acciones de Israel como aprobar una nueva normativa para cerrar temporalmente los canales de noticias que "dañen la seguridad nacional".

Pedimos a Israel que deje de interferir en la infraestructura de telecomunicaciones de Gaza y garantice a los palestinos de Gaza a Cisjordania el acceso inmediato y sin restricciones a Internet.   

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